No hay más vida más allá. En esos momentos, nothing the nothing.

Hay dos facetas de la escalada que sobresalen sobre otras actividades deportivas. Y que me atrapan por completo. Una es la tremenda facultad de concentración que posee. Cuando estás escalando toda tu concentración, por encima del 100% sin duda alguna, recae en no caerte y ascender. Nada ocupa tu mente sino sobrevivir, colocar bien los pies, tirar de la presa adecuada, equilibrarte, prever el siguiente paso de la mejor mejor manera… Apenas le pides al compañero que esté al loro. Y especialmente cuando tu compañero ni te ve ni te oye, concentrarte se vuelve indispensable. Lo que resalta en este tema, es que la concentración es obligada y natural. No es jugar al ajedrez y concentrarte de forma voluntaria. Es un acto innato. O te concentras, o caes.

Y la otra. Esta sí es descomunalmente descomunal. me flipa y me atrapa por ello. La escalada es el espejo de del retrato del bueno de Dorian. Al escalar en cabeza, nos enfrentamos a nosotros mismos, es un espejo que nos desnuda y nos revela lo que realmente somos. Y la respuesta ante esa visión nos convertirá en los que somos. Puede que descubras que no eres tan valiente como suponías, o justamente lo contrario. O puedes darte cuenta que escalas para el público, para que vean lo bueno que eres sin darte cuenta que lo que realmente reflejas es que eres un narcisista de cojones y un tonto del ciruelo. O también puedes aceptarte tal como eres sin hacer nada más.

Pero si realmente utilizas la escalada no solo para subir paredes, sino como una increíble y poderosa herramienta para ser mejor persona, ser mejor escalador y ser mejor ser humano, descubrirás tus propios horizontes que ni siquiera habrás imaginado. Si pones por delante a ti mismo y a las personas que te acompañan, por encima del grado, de la vía y de tu nombre, descubrirás la poderosa fuerza de la escalada para regalarte momentos de increíble felicidad. Si compartes tu escalada, tus habilidades y tus conocimientos con todos, no vas a revelar secretos que te harán menos importantes, sino que te sentirás muy bien. La felicidad compartida que te da la escalada supera por goleada la felicidad de una dura escalada.

No hay mayor error que catalogar a los escaladores por el grado que hacen. Lo important es el grado como persona, no el deportivo. Hay escaladores de altísimo nivel que son unos completos gilipollas y cretinos , de los que hay que distanciarse lo máximo posible, como de la peste. Por eso no hay que admirarlos anticipadamente hasta conocerlos.

Estos dos temas dan para un libro como la Biblia, El Conde de Montecristo y El Quijote juntos. Así que simplemente seamos conscientes de ellos y que cada cual actúe como le dé el pairo.

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